Una tal Margaret Thatcher puso ‘de moda’ la Ley de los 2/3. Dícese del Gobierno que busca contentar a dos tercios de la población de un país para asegurarse la continuidad. El gobierno eterno. La gloria. Implícitamente, la estrategia propone que le den por ‘el mismísimo’ al otro tercio. Una traslación numérica de la idea supone que, en un país como España, más de 11 millones de personas serían sodomizados. Políticamente hablando, claro…

La canciller británica revisó con su Ley de los 2/3 la política del buen Gobierno que propuso en su día Maquiavelo.

Un par de décadas después nos encontramos con un método, el de formar mayorías de electores suficientes, que ya es un sistema. Es una forma de identificar la eficacia en la acción de Gobierno. Me reservo para otro ‘post’ los ejemplos concretos de esta inercia que ha llevado a los partidos a crear verdaderos aparatos estadísticos para medir cada una de sus propuestas.

Pero no. Hoy toca hablar de la nueva revisión del postulado maquiavélico. Ayer PP y PSOE se enzarzaron en una pelea de pandilleros, de los de chándal, moto trucada y navaja de mariposa. ¿A propósito de qué? ¿Del paro? ¿De la recuperación que no llega ni con el Almendro? No. Se hablaba de SITEL: el futuro escaparate de sus vergüenzas. Porque ayer se evidenció lo que es la verdadera guerra sucia.

Los bajos fondos de nuestra política comienzan a emerger. No así sus fontaneros (otro tema que me reservo para el ‘blog bueno’). El enredo de SITEL no llega ahora por casualidad. Viene precedido de un curioso escenario, al que se le da muy poca bola en este país.

Muchos ya conocerán el cuento. Pero por si acaso, lo refresco: érase una vez un Gobierno -del PP- que quería perpetuarse. Al que siguió otro con el mismo fin. Los unos crearon un sistema de escuchas legales. Los otros dieron su visto bueno. 13 millones de euros (es un decir, porque una cosa es crear el sistema y otro desarrollarlo) para una tecnlogía que es una Gran Oreja que todo lo oye.

Con los años, la Gran Oreja, creada para no molestar a quienes la crearon, giró su atención hacia uno de sus diseñadores. De hecho, Freud dixit, el giro suponía «matar al padre». A uno de los padres. De esas escuchas nació un pequeño monstruo llamado Gürtel; del que sólo sabemos 1/3 de un sumario que está volviendo loca a la oposición.

Todos apuntan al señor Rubalcaba como la Gran Mente detrás de la Oreja. Y probablemente no les falte razón. Porque imaginen lo que significa este asunto en un momento económico y social tan delicado como el que atraviesa nuestro país.

Sabemos que faltan 2/3 del sumario Gürtel. Sabemos -en todos los corrillos de la Corte se habla de ello- que implicará a más sectores del PP; probablemente en Madrid. Pero, al mismo tiempo, no tenemos certeza. Sólo quienes están detrás del sumario (policía, Fiscalía, Gobierno y, muy probablemente PRISA) saben por dónde van los tiros.

Ahora imaginen lo que esto supone para el otro padre de la criatura. Cualquier acercamiento a uno u otro puede suponer aparecer manchado en el futuro. Se dice que la salida dialéctica de Cobo (y Gallardón), al que siguió Rajoy, responde a esta dinámica. Incluso se sabe que los acercamientos a PRISA son un medio para conocer  filtraciones.

El desconcierto en la oposición es comparable a una ‘Espada de Damocles’ del tamaño de Benidorm o Mahadahonda. Y todo, en plena recesión. Y todo, en manos de tu rival político. Hagan la prueba. Imaginen que varios de sus compañeros de trabajo van a ser imputados. Usted no sabe quién. Pero sabe que alguien caerá. ¿Con quién toma el café de por la mañana? ¿Comería con ese compañero con cara de sospechoso? ¿Conspiraría contra el jefe?

Y a todo esto. ¿Qué pasa con su trabajo? ¿Seguirá siendo igual de efectivo? ¿O estará tan distraído que el curro se le acumula? La nueva Ley de los 2/3 es todo un invento. Y, si no, prueben a ponerla en práctica en su entorno…